Semana del 03/06/2007

Querido DiãlogoEcolñgico: éOé una referencia acerca del "Proyecto del Papel de Revistas". éQué es lo que estãn tratando de lograr?

—Phil Z., Stamford, CT

El programa de la organizaciñn sin fines de lucro Co-Op America Proyecto de Promociñn de Responsabilidad Ecolñgica para Alternativas a la Impresiñn (PAPER) educa a los editores de revistas acerca de los beneficios del papel reciclado y ayuda a que abandonen las opciones menos ecolñgicas. Al participar en el proyecto las publicaciones pueden reducir el impacto de la industria sobre el medio ambiente y, al mostrar su apoyo a la idea, aparecer mejor frente a los lectores.

A la fecha el proyecto ha ayudado a mãs de 100 revistas a encontrar fuentes de papel reciclado o aumentar su perfil ecolñgico con respecto a los papeles que usan. Esto incluye papeles que evitan el uso de abrillantadores a base de cloro, que se cree fehacientemente estãn introduciendo dioxinas altamente carcinñgenas y tñxicas al ambiente.

El proyecto PAPER fue lanzado en 2001 por la Co-Op America, en conjunto con otras dos organizaciones sin fines de lucro, la Asociaciñn de Prensa Independiente, un consorcio de editores de revistas mayormente pequeños e independientes, y la Conservatree, un antiguo distribuidor de papel que se tornñ activista y consultoréa para ayudar a contener la marea de deforestaciñn causada por la industria del papel.

Segün el Worldwatch Institute, 42 por ciento de la cosecha mundial de madera se dedica al papel. Casi la mitad de todos los ãrboles cosechados en Norteamérica van a alguna forma de producto papelero, y la industria de pulpa y papel es tambi½½n el mayor consumidor de agua utilizada en actividades industriales en los paéses desarrollados, y el tercer contribuyente mayor a los gases de invernadero industriales que inducen calentamiento global.

Se imprimen unos 12 mil millones de revistas al año, y solamente cinco por ciento contienen papel reciclado. Agravando mãs aün el impacto de la industria papelera en el medio ambiente, se debe reconocer el hecho que aproximadamente la mitad de todas las revistas puestas a la venta en quioscos de periñdicos y libreréas no llegan a venderse, son descartadas o recicladas. (Y desde luego, incluso las revistas que se venden son eventualmente botadas o recicladas.)

Magazine consumers can do their part by asking the publishers of their favorite titles to consider switching over to recycled and/or chlorine-free paper stock and taking a look at the resources offered by the PAPER project to ease the transition if they haven’t already done so.

En 2004, el proyecto PAPER organizñ talleres y publicñ una guéa para editores como parte de su conferencia anual de la industria auspiciada por la revista Folio. Se reporta que, gracias a la conferencia, varias revistas se convirtieron al papel reciclado. El año siguiente, los coordinadores de proyecto trabajaron juntos con Folio: y la compañéa de cosméticos naturales Aveda para inaugurar el primer premio ambiental que reconociese a los editores de una revista por su cometido a la visiñn ecolñgica. Nueve diferentes publicaciones, incluyendo varias de tan gran circulaciñn como Natural Health, Mother Jones, Shape y Mother Earth News han recibido el premio desde su comienzo dos años atrãs.

Los consumidores de revistas pueden hacer su parte pidiendo a los editores de sus tétulos preferidos que consideren cambiarse a papeles reciclados o sin cloro, y que investiguen los recursos ofrecidos por el proyecto PAPER para facilitar la transiciñn si no lo han hecho aün.

CONTACTOS: Magazine PAPER Project; Conservatree; Independent Press Association


Querido DiãlogoEcolñgico: éCñmo es que se dice que la Administraciñn Bush ha "censurado" los cientéficos dedicados al clima?

—Anna Edelman, Seattle, WA

Noticias acerca de que la Casa Blanca estaba censurando a los climatñlogos federales empezñ a filtrarse a la prensa temprano durante el primer peréodo del gobierno de George W. Bush, pero solamente en los ültimos años han tenido coraje unos pocos empleados del gobierno federal para confirmar estas acusaciones.

Un informe entregado en enero pasado por dos organizaciones sin fines de lucro, la Uniñn de Cientéficos Preocupados (UCS) y el Proyecto de Responsabilidad Gubernamental (GAP), encontrñ que casi la mitad de los 279 climatñlogos federales que respondieron al cuestionario dijeron que estaban bajo presiñn para omitir y eliminar referencias al "calentamiento global" o "cambio climãtico" de sus informes cientéficos, y muchos declararon que se les prohibéa hablar con la prensa o se les editaba su trabajo sobre el tema.

"La nueva evidencia muestra que la interferencia polética en la ciencia climãtica no es ya mãs una serie de incidentes aislados sino una epidemia sistematizada", dice Francesca Grifo, con UCS. "Cortando los datos cientéficos para acomodar fines poléticos se ha convertido en un problema en muchas agencias cientéficas federales".

El problema saliñ primero a la superficie cuando Rick Piltz, quien trabajñ por una década coordinando investigaciones federales sobre calentamiento global como parte del Programa Cientéfico de Cambio Climãtico de EUA—primero bajo Presidente Clinton y después Bush—renunciñ a mediados de 2005 declarando que sus superiores estaban abusando la informaciñn cientéfica que estaba proveyendo.

Piltz declarñ a los reporteros que Phil Cooney, un funcionario con el Consejo de Calidad Ambiental del Presidente (CEQ), que habéa trabajado para un grupo comercial de la industria petrolera antes de llegar a la Casa Blanca, habéa estado editando y alterando documentos publicados por el programa. "Los cambios crearon un sentido mucho mayor de incertidumbre cientéfica acerca del cambio climãtico observado y el cambio potencial", dijo Piltz. Casi inmediatamente después que las acusaciones de Piltz se revelaron a la prensa, Cooney dejñ el CEQ, lléndose a trabajar con la ExxonMobil, la cual ha sido acusada publicamente de tergiversar la ciencia del calentamiento global.

Justo cuando la batahola causada por Piltz se estaba calmando, James Hansen, un cientéfico con la Direcciñn Nacional Aeronãutica Espacial (NASA), que habéa estado sonando la alarma acerca del calentamiento global desde los años 1980, reiniciñ el debate al declarar a la prensa que el personal de relaciones püblicas de NASA, bajo presiñn de la administraciñn Bush, estaban tratando de censurar sus conferencias, ponencias y posteos en la web, manteniéndolo alejado de los periodistas. En respuesta, el director de la NASA Michael D. Griffin prometiñ apoyar

un regimen de "completa franqueza cientéfica" sobre el clima y otros temas.

Pero la franqueza es solamente el primer paso, dice Piltz. "Incluso si triunfamos en levantar la pesada mano de la censura, todavéa existe el problema de que los gobernantes abracen los descubrimientos avanzados por los cientéficos".

CONTACTOS: Suppression of Federal Climate Research; U.S. Climate Change Science Program