Semana del 18/02/2007

Querido DiãlogoEcolñgico: éSon los recientes ciclones y sequéas en Australia y otroas partes mãs evidencia del calentamiento global?

—Billy Hulkower, Los Angeles, CA

Los cientéficos no pueden culpar las tormentas individuales ni las sequéas en los cambios climãticos, pero muchos creen que el calentamiento global inducido por las actividades humanas estã agravando la severidad y frecuencia de tales "anomaléas" del tiempo. En efecto, el 2 de febrero de 2007, cientéficos del Panel Intergubernamental Sobre Cambios Climãticos (IPCC) entregñ un informe muy esperado de 21 pãginas confirmando "con un 90 por ciento de certidumbre" que los aumentos de los gases de invernadero causados por el hombre desde mediados del siglo 20 estãn elevando la temperatura del planeta y desestabilizando el clima.

Ademãs de los huracanes como Katrina que han afectado el hemisferio norte, una serie de ciclones tropicales de alto impacto y tifones han ocurrido alrededor del mundo en años recientes, con el ciclñn Larry que afectñ a Australia al frente de la lista en términos de intensidad. Esa tempestad de marzo de 2006 azotñ la costa norteña de Queensland con vientos de 180 millas por hora, causando cientos de millones de dñlares en daños de propiedad y arrasando virtualmente con la cosecha austrliana de platanos. Sin embargo, gracias al excelente servicio de pronosticaciñn del tiempo australiano y las preparaciones de emergencia adecuadas, a diferencia de Katrina, Larry no cobrñ vidas humanas. Mientras tanto, las temperaturas mãs altas globales han al menos empeorado si no causado directamente condiciones de sequéa por todo el planeta, y Australia no se ha escapado. Un informe del año 2003 del World Wildlife Fund australiano encontrñ que el calentamiento global era un factor clave en la severidad de las sequéas del año 2002 en ese paés, una de las cuatro sequéas especialmente diféciles en solamente los ültimos 50 años. La sequéa de 2002, que muchos cientéficos todavéa la consideran como vigente, fue especialmente memorable ya que los australianos sufrieron temperaturas diurnas mãs altas que las que se habéan registrado jamãs durante cualquier estaciñn invernal de Marzo a Noviembre. Aparte de causar innumerables incendios de la maleza y arbustos en el desierto australiano, la sequéa ha llevado a una baja considerable de la producciñn agrécola, causando cientos de millones de dñlares en pérdidas econñmicas, segün los informes oficiales.

A pesar de ser uno de los signatarios originales del tratado de Kioto en 1997, el que demanda reducir las emisiones de gases de invernaderos, el gobierno australiano rehusa ratificar el protocolo y adherirse a sus términos. El Primer Ministro de Australia, John Howard, ha adoptado una posiciñn similar a la de George Bush, quien considera las clãusulas del tratado como "malas" para los negocios.

Pero el que Australia no haya ratificado el protocolo de Kioto no significa que no reconozca los impactos potenciales sobre el ambiente causados por el calentamiento global. El paés ha prometido $300 millones de dñlares en los prñximos tres años para implementar diversas estrategias hacia la reducciñn de los gases de invernadero. También ha firmado el Convenio Asia-Pacéfico Sobre Desarrollo Limpio y Clima, un tratado con India, Japñn, China, Corea del Sur, y los Estados Unidos, para desarrollar tecnologéas que prevengan las emisiones de gases de invernadero. Si o no tal convenio tiene suficiente fuerza como para afectar el proceso de calentamiento global es todavéa una interrogante, pero ese tipo de esfuerzo y otros similares sin duda recibirãn un empujñn con la publicaciñn del informe del IPPC.

CONTACTOS: World Wildlife Fund Australia drought report; World Wildlife Fund Informe de Sequéa sobre Australia; Asia-Pacific Partnership on Clean Development and Climate

Querido DiãlogoEcolñgico: Productos lãcteos como el yogurt siempre parecen venir en envases de baja reciclabilidad (con etiqueta #5, que nuestra municipalidad no acepta). éPor qué no se hacen estos contenedores mãs reciclables? éEs que no existe otro tipo de envase que sea mãs ecolñgico para este uso?

—John Marble, Portland, ME

La potencialidad de reciclaje de un producto depende de muchos factores, incluyendo su material, su usabilidad en nuevos productos una vez que se ha descompuesto en sus componentes originales, y si existe o no un mercado para facilitar transacciones de los materiales reciclados entre vendedores y compradores.

El reciclaje del polipropileno (designado con un "5"), el material usado en muchos envases alimenticios, es posible desde de un punto de vista técnico. El problema comienza al tratar de separarlo de otros plãsticos, incluyendo sus muchas variaciones, una vez que llega a la estaciñn de desperdicios y mãs allã. Dada la dificultad y gasto involucrado en la clasificaciñn, limpiado, y reprocesado de plãsticos de todos tipos, en muchos lugares resulta econñmicamente factible reciclar solamente unos pocos tipos selectos. Estos incluyen el polietileno teretalato (PETE, designado con un "1"), el polietileno de alta densidad (HDPE, "2"), y a veces el cloruro polivinélico (PVC, "3").

Segün la Sociedad de la Industria de Plãsticos, el polipropileno es un "polémero termoplãstico", lo que significa que tiene la densidad y resinas para ostentar un punto de derritamiento alto, capacitãndolo asé para tolerar los léquidos calientes sin descomponerse. Como tal, se utiliza en un gra nümero de aplicaciones de envasado en las cuales el producto inicialmente se mete al contenedor caliente o mãs tarde se calienta por microondas en el envase mismo. El material también se usa para hacer tapones de botellas, discos de computaciñn, cañitas de bebida, y envasados de filme. Su durabilidad, resistencia, y capacidad de parar la humedad, a la vez que su resistencia a la grasa, aceites y otras sustancias quémicas lo hacen atrayente para muchos usos.

Sin embargo, a pesar de esto, se estãn desarrollando alternativas mãs ecolñgicas para el polipropileno y otros plãsticos. NatureWorks, una division de Cargill, ha desarrollado un plãstico basado en maéz denominado ãcido polilãctico (PLA). Aunque parece y funciona como los otros plãsticos, el PLA es totalmente biodegradable, ya que se deriva de materiales vegetales. Aunque se use como abono o en rellenado de tierras, se biodegradarã en sus partes constitutivas orgãnicas, aunque se debate aün cuanto tardarã ese proceso.

Otra compañéa pionera es Metabolix, de Massachusetts, la cual se ha asociado con el gigante multinacional Archer Daniels Midland, para fabricar plãsticos a base de maéz que la firma asegura se "descomponerãn en forma benigna en una gama amplia de ambientes, incluyendo regiones marinas y pantanos".

< p id="para_15" class="articleText">Un puñado de compañéas de alimentos orgãnicos y almacenes, incluyendo Newman’s Own Organics, Del Monte Fresh Produce y Wild Oats Markets, estãn usando ya el plãstico de maéz para algunos de sus envases, aunque no todavéa para reemplazar al polipropileno resistente al calor. Los expertos esperan que tales alternativas a base de plantas tengan mãs auge con el paso del tiempo a medida que el petrñleo pasa a ser mãs caro y poléticamente menos estable. Incluso Coca-Cola ha comenzado a experimentar con el reemplazo de sus botellas de plãstico con alternativas a base de maéz. Y el octubre pasado, como parte de su "transformaciñn verde", Wal-Mart anunciñ que reemplazaréa anualmente 114 millones de contenedores de plãstico para hortalizas y otros vegetales con variedades de PLA, ahorrando unos 800,000 barriles de petrñleo al año.

CONTACTOS: NatureWorks; Metabolix; The Society of the Plastics Industry