Semana del 01/10/2006

Querido DiãlogoEcolñgico: Ahora que ha llegado el otoño se van a apilar de nuevo las hojas en mi jardén. éEs verdaderamente malo quemarlas? Y épor qué es ilegal quemarlas en tantos lugares?

—Jeffrey Edwards, Westport, CT

Quemar las hojas era una vez la prãctica normal a través de norteamérica, pero la mayoréa de las municipalidades ahora prohiben o tratan de disuadir a la gente de hacerlo debido a la poluciñn del aire que crea. La buena noticia es que muchos pueblos y ciudades ahora ofrecen recoger las hojas y otros desechos del jardén, convirtiéndolos luego en abonos para el mantenimiento de parques o venta comercial. Y existen otras opciones que no requieren la quemazñn de las hojas.

Debido a la humedad atrapada en las hojas, estas tienden a quemarse lentamente y generar grandes cantidades de partéculas suspendidas en el aire—polvo fino, hollén, y otros materiales sñlidos. Segün el Departamento de Recursos Naturales de Wisconsin, estas partéculas se pueden meter profundamente en los tejidos pulmonares, causando tos, resollos, dolores de pecho, falta de aliento y a veces problemas respiratorios de larga duraciñn.

El humo de las hojas también puede contener sustancias quémicas peligrosas como monñxido de carbñn, que puede ligarse con la hemoglobina en el sangre y reducir asé el oxégeno en circulaciñn y los pulmones. Otra sustancia quémica nociva usualmente presente en el humo de hojas es la benzopirina, la cual ha sido señalada como causante de cãnceres en animales y que se cree ser también un factor importante del cãncer del pulmñn causado por el humo de cigarrillos. Y aunque inhalar humo de hojas puede irritar los ojos, nariz y garganta en adultos sanos, realmente puede causar trastornos mayores en los niños pequeños, los ancianos y la gente que padece de asma y otras enfermedades pulmonares o cardéacas.

Las fogatas esporãdicas aisladas de hojas no causan normalmente demasiada poluciñn, pero mültiples fogatas en una sola zona geogrãfica pueden causar concentraciones de elementos contaminantes que exceden las normas federales de calidad del aire. Segün la Agencia de Protecciñn Ambiental (EPA), varias quemazonas de hojas simultãneas en un lugar dado pueden originar una poluciñn de aire comparable a la de fãbricas, vehéculos motorizados y equipos de cortacéspedes.

Rosie Lerner, especialista en horticultura de consumidores con la Universidad de Purdue, señala que convertir las hojas en abono es la alternativa mãs “ecolñgica” a quemarlas. Las hojas secas toman bastante tiempo en descomponerse, apunta ella, pero al mezclar con ellas plantas y vegetales mãs “verdes”, tales como desechos de pasto, acelera el proceso. Fuentes de nitrñgeno, tales como el estiércol del ganado o fertilizantes comerciales, también ayudan. “Agite el montñn de hojas de vez en cuando para que el aire se filtre fãcilmente por toda la pila”, sugiere ella, añadiendo que una pila de abono debe tener un ménimo de tres pies cübicos, y que serã capaz de generar fertilizantes de suelos en unas semanas o unos pocos meses, dependiendo de las condiciones.

Otra opciñn es triturar las hojas para usarlas como mantillo para el césped o para proteger el jardén o hacer arreglos de plantas. Lerner sugiere añadir capas de no mãs de 5 a 7,5 cm alrededor de plantas en activo crecimiento, cortando o triturando las hojas primero de modo que no se aglomeren e impidan que el aire se filtre a las raéces.

En lo que respecta al uso del mantillo en el césped, es sencillamente un proceso de cortar las hojas con el cortacésped y dejarlas ahé mismo. Asé como en el caso de las hojas usadas como mantillo en el jardén, esto provee muchos beneficios, incuyendo la supresiñn de malezas, la conservaciñn de la humedad y la moderaciñn en las temperaturas del suelo.

CONTACTOS: U.S. EPA Residential Leaf Burning Facts, http://es.epa.gov/techinfo/facts/leafburn.html; “Composting for Beginners,” www.plowhearth.com/magazine/compost_how_to.aspL.


Querido DiãlogoEcolñgico: He oédo que usando un calentador de agua solar en mi casa podréa reducir mis emisiones de CO2 en forma dramãtica. éEs cierto eso? éY cuãles son los costos?

—Anthony Gerst, Wapello, IA

Segün ingenieros mecãnicos con el Laboratorio de Energéa Solar de la Universidad de Wisconsin, una casa media con cuatro residentes y un calentador de agua eléctrico necesita aproximadamente 6.400 kilovatio-horas de electricidad al año para calentar su agua. Asumiendo que la electricidad se genera con una planta tépica con eficiencia cercana al 30 por ciento, esto significa que el calentador de agua promedio es responsible por casi 8 toneladas de diñxido de carbñn (CO2) al año, el doble de lo que emite un automñvil moderno tépico.

La misma familia de cuatro, usando ya sea calentadores a gas natural o a petrñleo, contribuéria anualmente aproximadamente dos toneladas de emisiones de CO2 para calentar el agua.

Sorprendente como suene, los expertos creen que el total de CO2 producido anualmente por todos los calentadores residenciales de agua de norteamérica es casi igual al producido por todos los autos y camionetas en servicio en todo el continente. Otra manera de ver lo mismo es asé: Si todos los hogares usasen calentadores de agua solares, la reduciñn en emisiones de CO2 seréa la misma que si se doblara la eficiencia de combustible de todos los vehéculos motorizados.

Y eso no seréa tan difécil. Segün el Instituto de Estudios Ambientales y Energéticos (EESI), ya hay 1,5 millones de calentadores solares en uso en hogares y negocios en los Estados Unidos. Los sistemas pueden funcionar en cualquier clima y el EESI calcula que 40 por ciento de todas las casas de E.U.A tienen suficiente accesso a la luz solar como para poder instalar 29 millones de calentadores solares adicionales ahora mismo.

Otra razñn poderosa para hacer el cambio es financiera. Segün el EESI, los sistemas residenciales solares de calentamiento de agua cuestan entre $1.500 y $3.500, comparados con $150 a $450 por los calentadores eléctricos y a gas. Pero con los ahorros en electricidad y gas natural, los calentadores solares se pagan a sé mismos dentro de cuatro a ocho años. Ademãs, estos duran entre 15 y 40 años—lo mismo que los sistemas convencionales— de modo que tras el repago inicial, los costos cero por concepto de electricidad significan que se tendrã agua caliente gratis en años venideros.

Ademãs, en 2005 los Estados Unidos empezaron a ofrecer a los dueños de casa créditos tributarios de hasta 30 por ciento (con un lémite de $2.000) del costo de instalaciñn de un sistema solar. El crédito no se ofrece par

a calentadores de piscinas o bañeras, y el sistema debe ser certificado por la Solar Rating and Certification Corporation.

Segün la “Guéa de Eficiencia y Energéa Renovable para Consumidores” del Departamento de Energéa de los E.U.A., los reglamentos zonales de construcciñn relacionados con la instalaciñn de calentadores de agua solares se encuentran usualmente al nivel local, de modo que los consumidores deberéan investigar las normas de sus propias comunidades y emplear un instalador certificado que conozca bien estos cñdigos zonales. Atenciñn a los dueños de casa: La mayoréa de las municipalidades requieren un permiso de construcciñn para la instalaciñn de un calentador de agua solar en una residencia existente.

Para los Canadienses que estén interesados en el calentamiento de agua por artefactos solares, la Asociaciñn de Industrias Solares de Canadã mantiene una lista de instaladores de calentadores de agua solares, y la Natural Resources Canada ofrece gratis en su website su informativo folleto “Sistemas de Calentamiento de Agua Solares: Guéa del Consumidor”. Este puede descargarse a discreciñn del usuario.

CONTACTOS: U.S. Department of Energy, www.eere.energy.gov/consumer/; Natural Resources Canada, www.canren.gc.ca/app/filerepository/AC5201041AFA42A1BFD51EA128F787CF.pdf.