Semana del 15/4/12

© Mitsubishi, Toyota, General Motors

Querido DiálogoEcológico: ¿Cuáles son los coches híbridos y/o totalmente eléctricos más eficientes en combustible disponibles en la actualidad? (mencione sólo los menos caros, por favor!)?

— Jack Madison, Chicago, IL

Dado el mayor conocimiento ambiental, el precio más alto de la gasolina, y una economía todavía deprimida, no es de extrañar que los coches más eficientes en combustible sean el furor estos días. La mejor ganga actual debe ser el híbrido Honda Insight, que rinde 42 millas (MPG) por galón ($18.350). Mientras tanto, la nueva versión del híbrido principal de Toyota, el Prius ($23.015), obtiene un impresionante 50 MPG. Otras opciones excelentes son el híbrido Camry de Toyota con 41 MPG ($25,900), el Ford híbrido Fusion de 39 MPG ($28,700), el Lexus de 42 MPG CT 200h ($29.120) y el híbrido de Lincoln MKZ ($34.755) que rinde 39 MPG.

Para mayor eficiencia y precios de etiqueta más bajos, considere irse eléctrico del todo, ya que con éstos Ud. puede cargar su vehículo en enchufes eléctricos ordinarios en casa o el trabajo. El nuevo Mitsubishi MiEV eléctrico ($29.125) es el vehículo más eficiente en combustible disponible a los consumidores de EEUU en el año modelo 2012, logrando el equivalente a 112 MPG (la denominación de la Agencia de Protección del Ambiente de EEUU para vehículos eléctricos que truecan electricidad por gasolina en sus cálculos) y una gama de 62 millas con una carga llena—no muy malo si se tiene en cuenta que el coche acomoda cuatro adultos bastante cómodamente. Otra opción es el FourTwo Electric de Smart ($28.752), un biplaza con un equivalente de 87 MPG. Y el Leaf todo-eléctrico de Nissan ($35.200) logra 99 MPG de eficiencia para una gama de hasta 100 millas.

Los así llamados híbridos “enchufables’ también permiten a los conductores cargar sus baterías eléctricas mediante tomacorrientes comunes, pero también pueden utilizar gasolina cuando se necesite alcazar distancias más grandes. Aunque caro a $39.145, el Chevy Volt le puede ahorrar dinero a largo plazo porque consigue la friolera del equivalente a 94 MPG en su modo todo-eléctrico preferido. Un generador a bordo a gas produce más electricidad cuando se opera el vehículo, extendiendo la gama del coche con un tanque lleno de gasolina a unas 375 millas. Toyota también sacó este año una versión enchufable de su Prius ($32.760). Consigue 87 MPG en el modo eléctrico (pero esto sólo le conseguirá 15 millas sin ayuda de gas) y un respetable 49 MPG en el modo híbrido regular.

Otro factor a considerar al decidir cuál de estos nuevos vehículos uber-eficientes podrían ser el coche perfecto para usted es la disponibilidad de estímulos adicionales. Los compradores de un nuevo Voltio, MiEV, FourTwo Eléctrico o el Leaf, por ejemplo, pueden sacar partido de un crédito de impuesto federal de $7.500—and algunos estados pueden ofrecer estímulos adicionales—empujando el costo general de estos coches al nivel de modelos tradicionales de tamaño comparable. El Departamento de Energía de EEUU (DOE) anuncia en línea todos los estímulos pertinentes de impuestos nacionales en su Centro de Información Sobre Impuestos de Vehículos Eficientes. Para incentivos estatales, examine la Base de Datos de Incentivos Estatales para Energía Renovable (DSIRE), un recurso gratuito de mantenido por el Centro Solar de Carolina del Norte y el Consejo Renovable Interestatal de Energía (IREC).

Por supuesto, los consumidores no tienen que abrazar los híbridos ni los eléctricos para disfrutar de la mayor eficiencia de combustible estos días. Tanto el Scion iQ ($15.265) como el Honda CR-Z ($19.545) obtienen 37 MPG de ágiles motores pequeños a combustión interna. Kia, Toyota, Chevrolet, Hyundai y Nissan también hacen coches tradicionales más pequeños que consiguen un respetable 33-34 MPG y con precios de etiqueta por debajo de $15.000.

CONTACTOS: DOE’s Fuel Efficient Vehicle Tax Information Center; DSIRE; Edmunds’ “Decoding Electric Car MPG”.


Querido DiálogoEcológico: ¿Cómo es que las represa dañan a los ríos?

— Missy Davenport, Boulder, CO

© iStockPhoto/Thinkstock

Las presas son un símbolo de ingeniosidad humana y de proeza en ingeniería—ya que controlar la corriente salvaje de un río virgen no es pequeña victoria. Pero hoy en día de conocimiento ambiental, cada vez más personas se preguntan si generar un poco de energía hidroeléctrica justifica destruir ecosistemas ribereños de su cabecera en las montañas a sus bocas en el océano y más allá.

Según el grupo no comercial Ríos Norteamericanos, a la fecha se ha removido más de 1.000 presas a través de EEUU. Y el proyecto más grande de eliminación de presas en la historia se encuentra ahora bien avanzado en el Parque Nacional Olímpico del Estado de Washington donde se está eliminando dos presas de cien años en el Río Elwha. ¿Pero por qué molestarse y hacer enormes gastos para quitar presas, especialmente si ellas contribuyen electricidad muy deseada y renovable y sin contaminación a nuestras redes?

La decisión culmina generalmente con un análisis de costo-beneficio teniendo en cuenta cuánta energía genera una presa y cuánto daño su existencia hace al ambiente de su río. Quitar las presas en el Río Elwha fue cosa sencilla, ya que producían muy poca electricidad utilizable y bloqueaban el pasaje de peces en uno de los principales ríos de salmón de la región. Otros casos no son tan claros.

Según la Coalición de Reforma de Energía Hidráulica (HRC), un consorcio de 150 grupos preocupados acerca del impacto de las presas, la calidad degradada del agua es una de las preocupaciones principales. Materiales orgánicos dentro y fuera del río que se lavarían normalmente se acumulan río abajo detrás de las presas y comienzan a consumir una cantidad grande de oxígeno a medida que se descomponen. A veces esto provoca explosiones de algas que, a su vez, crean “zonas muertas’ carentes de oxígeno incapaces de sostener cualquier tipo de vida en el río. También, las temperaturas en los estanques de represas pueden variar mucho entre la superficie y las profundidades, complicando aún más la supervivencia de la vida marina que ha evolucionado para manejar ciclos de temperatura natural. Y cuando los operarios de las presas sueltan agua con poco oxígeno y temperaturas poco naturales río abajo, ellos dañan ambientes río abajo también.

Los ríos con represas también carecen del transporte natural de sedimentos crucial para mantener sanos los canales orgánicos ribereños. Piedras, madera, arena y otros materiales naturales se apilan en la boca de la presa en vez de dispersarse por el canal serpenteante del río. “Río abajo de una presa, el río carece de sus materiales estructurales y no puede proporcionar hábitat,” reportea HRC.

El pasaje de peces es también una preocupación. “La mayoría de las presas no plantan una demarcación en el agua; pero eliminan hábitat en sus depósitos y en el río abajo,” dice HRC. El pez migratorio como el salmón, que nace río arriba y puede o no sobrevivir su viaje río abajo, sobre o a través de una presa, tiene poca probabilidad de completar su viaje de ida y vuelta para desovar. Verdaderamente, la población de salmón salvaje en la cuenca del río Columbia del Pacífico Noroeste ha decaído un 85 por ciento desde que llegaron ahí las presas grandes hace medio siglo.

Aunque el gobierno de EEUU ha resistido demoler cualquier presa hidroeléctrica mayor a lo largo del sistema del río Columbia, la presión política monta. Sin duda todas las partes preocupadas seguirán de cerca la recuperación del ecosistema y salmón en el Elwha a medida que el proyecto avanza en las próximas décadas.

CONTACTOS: American Rivers; HRC.