Semana del 29/1/12

Hemera Collection/Thinkstock

Querido DiálogoEcológico: Entiendo que algunas compañías ahora miran para cortar bosques y quemarlos como “biomasa” para engendrar electricidad. ¿Es sagrado?

— Audrey Barklay, Newark, NJ

Teóricamente, quemando la biomasa (cualquier tipo de material de planta) para derivar energía es un esfuerzo carbón-neutral, que significa que el bióxido de carbono soltado durante el proceso es a su vez absorbido por otras plantas y utilizado en la fotosíntesis—y como tal no contribuye al efecto invernadero. La biomasa es también flexible: Puede ser convertida en etanol para propulsar automóviles, o puede ser quemada como carbón para generar calor y/o electricidad. Téngase en cuenta que este insumo de biomasa es generalmente económico, ampliamente disponible y una alternativa aparentemente perfecta a los hidrocarburos importados que arrojan carbón y de los que dependemos tanto estos días.

Los árboles típicamente no mercadeables, malezas y escombros de la forestación, pueden pasar a ser insumo para plantas de procesamiento o centrales eléctricas al carbón con tipo dual de alimentación que pueden utilizar también biomasa vegetal. Pero los ecologistas advierten que algunas compañías madereras y clientes como empresas de electricidad o estatales están llevando las cosas demasiado lejos al talar bosques enteros—inclusive algunos dentro de tierras federales—para producir más insumos para centrales eléctricas que de otro modo seguirían siendo infrautilizados.

Entre los impactos ambientales negativos, talar bosques para quemarlos en la producción de etanol—incluso si se replantan como plantaciones de árboles—es como morder la mano que nos alimenta. “Los bosques naturales, con sus ecosistemas complejos, no pueden ser recultivados como una cosecha de frijoles ni lechuga,” informa el grupo no comercial Consejo de Defensa de Recursos Naturales (NRDC), una organización ambiental prominente. “Y las plantaciones de árbol nunca proporcionarán el agua limpia, las defensas contra tormentas, hábitats para la fauna, y otros servicios de ecosistema que proveen los bosques naturales”.

Otro negativo de la biomasa es que quemarla, como carbón u otra cosa, produce contaminación atmosférica inclusive bióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, materia particulada y una variedad de sustancias tóxicas. Según NRDC, estos contaminantes aumentan la incidencia del asma, de la enfermedad cardíaca, cáncer de pulmón y otras indisposiciones respiratorias, y de la muerte prematura.

Pero quizás los más problemático acerca de los planes de talar bosques para insumo de biomasa es que eliminan la la neutralidad del carbón de la ecuación, ya que la pérdida de árboles es de por sí ya responsable de aproximadamente un 20 por ciento de la contaminación total de carbón alrededor del mundo. “Cuando la biomasa se cosecha de bosques, el carbón almacenado en la tierra se suelta en la atmósfera,” informa NRDC. “Esto además del carbón que es emitido cuando la madera se quema para generar energía. Y no hay garantía que los árboles perdidos serán jamás reemplazados”.

NRDC concede que hay todavía un lugar para la biomasa en el universo alternativo de energía, pero advierte que “sólo la biomasa que es escogida con cuidado, cultivada responsablemente, y eficientemente convertida en energía puede reducir el carbón y otras emisiones en comparación a los hidrocarburos”. El grupo querría ver el Congreso imponer regulaciones más estrictas sobre la cosecha de biomasa y su procesamiento. “La biomasa puede ser cosechada y puede ser utilizada en maneras que reducen la contaminación y protegen los hábitats forestales, pero sólo con medidas de sostenibilidad y una estricta medición de las emisiones de carbón—inclusive del carbón debido a la deforestación,” concluye NRDC.

CONTACTOS: NRDC.


© Hemera Collection/Thinkstock
Querido DiálogoEcológico: ¿Es verdad que el cuarto de baño es donde ocurre más de la mitad de nuestro uso de agua doméstico? ¿Y cómo se puede reducir eso?

— Shelby McIntyre, Chico, CA

Sí verdaderamente, aproximadamente 60 por ciento de nuestro uso interior de agua casero sucede en el cuarto de baño. Como tal, modernizando instalaciones que gotean y cambiando unas pocas costumbres básicas podría contribuir mucho no sólo a ahorrar agua dulce, un recurso cada vez más precioso, sino también dinero.

Indudablemente, el inodoro es el despilfarrador más grande de agua en el cuarto de baño. Los fabricados antes de 1993 consumen ocho galones de agua por tirada de cadena, cinco veces lo que utilizan los baños modernos. “Si se puede hacer, es una buena idea reemplazar los váteres pre-1993,” dice Patty Kim de la Guía Verde, del National Geographic. (Para su información, generalmente la fecha de fabricación de los inodoros está estampada debajo la tapa si quiere verificar qué edad tiene). Si no es más viejo y usted no puede o no quiere actualizarlo, Kim recomienda rescatar una botella de soda de dos litros del cajón de reciclaje y llenarla parcialmente con un poco de agua y arena o piedrecitas y a continuación ponerla en el tanque de su inodoro, donde tomará espacio y forzará su baño a utilizar menos agua con cada uso. O consígase un Tanque de Baño para inodoros por menos de dos dólares; se cuelga en su tanque de inodoro y desplaza casi un galón de agua para ahorrar agua en cada vaciado.

Las pérdidas de agua por goteras o escapes representan 14 por ciento del uso total de agua en un hogar promedio de EEUU. Los inodoros son a menudo el culpable mayor. Kim recomienda probar su baño poniendo 5-10 gotas de colorante de alimento en el tanque, reponga la tapa pero no tire la cadena. Examine la situación 15 minutos después para ver si algún colorante se filtró al tazón. Si ese es el caso, tiene una filtración que malgasta agua, y por último quizás después de todo ha llegado la hora de reemplazar el inodoro viejo. El sitio web de EarthEasy informa que reemplazando un inodoro viejo de 18 litros por uno de volumen ultrabajo (ULV) de 6 litros por vaciado, “representa un ahorro del 70 por ciento en el agua gastada en el baño y cortará el uso interior de agua cerca del 30 por ciento”.

La ducha también puede ser problemática como aparato derrochador de agua, especialmente si el cabezal de la ducha en cuestión fue hecho antes que las nuevas regulaciones entraran en vigor en 1992 ordenando un flujo más débil. Kim dice que se puede verificar si el cabezal de la ducha es viejo o no abriendo la ducha al máximo y capturando su salida durante dos minutos en un balde. Si el balde se derrama, entonces su cabezal de ducha es un modelo anticuado y ruinoso. Los cabezales (también llamados “alcachofas’ o “regaderas”) más modernos de duchas de bajo flujo no llegarán ni por lejos a llenar la cubeta después de dos minutos. Un nuevo cabezal de ducha cuesta alrededor de $10 y es una gran inversión porque puede ahorrar agua y dinero con cada ducha subsiguiente. Pero tenga o no tenga una alcachofa más nueva de ducha, puede ahorrar más agua apagando la ducha durante el jaboneo, y abriéndola para terminar con el enjuague. Eartheasy nos recuerda que aún con un nuevo cabezal de ducha, aún una ducha moderadamente corta todavía puede utilizar entre 20 y 40 galones de agua. Pero eso no es nada comparado con una tina, que puede consumir tanto como 50-60 galones de agua.

Perlitas adicionales de sabiduría para reducir el despilfarro de agua en el baño incluye el cerrar la llave durante el cepillado de dientes. Mejor todavía, llena un vaso con agua sólo suficiente para el enjuague después del cepilleo.

Igualmente para afeitarse, tape el fregadero con un poco de agua tibia en él y sacuda su navaja en la palangana entre rasuradas. Y si sospecha que la llave puede estar rociando más fuertemente que lo que necesita, destornille la punta del aireador donde sale el agua y llévelo a una ferretería para comprar un reemplazo más tacaño.

CONTACTOS: The Green Guide; EarthEasy.