Semana del 31/10/10

Querido DiãlogoEcolñgico: éCuãles son los beneficios ambientales de cultivar hidropñnicamente la lechuga y otras cosechas?

—Bruce Keeler, Oakland, CA

Mientras la agricultura orgãnica hace furor, creciendo a pasos agigantados para satisfacer la demanda de consumo aumentada de alimentos mãs sanos, otra opciñn que es menos conocida pero igualmente sana es la acuicultura, por lo cual se cultiva plantas en soluciones acuãticas fortificadas con nutrientes sin ningün sustrato de tierra. Aparte de no necesitar abonos ni pesticidas quémicos (la mayor parte de los cuales son tñxicos asé como derivados del petrñleo), la acuicultura también toma mucho menos espacio que la agricultura tradicional, lo que significa que aün una ventana de apartamento puede rendir cantidades impresionantes de alimento a través del año.

En formas tradicionales de agricultura, la tierra facilita el proceso de proporcionar los elementos nutritivos que las plantas requieren para crecer. Organismos en la tierra descomponen los nutrientes en elementos bãsicos inorgãnicos que las plantas entonces pueden utilizar para fotosintetizar. Por supuesto, algunos de los organismos que la tierra atrae son importunos, y no todos los pizquillos de tierra son ideales como medio de crecimiento, asé que hemos inventado maneras de exterminar pestes no deseadas (pesticidas) e inflar la productividad del suelo (abonos).

Pero cultivar frutas y verduras hidropñnicamente obvia completamente la necesidad de abonos y pesticidas—para que hablar de suelo mismo. “Sin tierra, hay muy poca o ninguna actividad microbiana, asé que las plantas dependen directamente de nutrientes en soluciones de alimento nutritivo,” indica Alexandra Gross en E — La Revista Ambiental. “Y dado que la acuicultura ocurre en un espacio sumamente controlado y la actividad microbiana estã reducida al ménimo, no se necesitan pesticidas, insecticidas y herbicidas”.

En la mayoréa de los sistemas hidropñnicos, las soluciones alimentarias incluyen abonos salados inorgãnicos y materiales orgãnicos medio solubles como guano de murciélago (abono), hueso molido, y emulsiñn de pez. Puesto que los cultivos hidropñnicos no requieren abonos y pesticidas quémicos, el método es intrénsecamente “orgãnico”, aunque el gobierno federal no lo reconozca como tal oficialmente. Los agricultores hidropñnicos estãn tratando de conseguir que la Direcciñn de Alimentos y Drogas de EEUU quiten la tierra de la ecuaciñn cuando se trate de definir lo orgãnico para que sus productos puedan ostentar una etiqueta de certificaciñn orgãnica en las tiendas y atraer un segmento rãpidamente creciente de consumidores ecolñgicos.

Los métodos hidropñnicos estãn pasando a ser especialmente populares con una nueva ola de jardineros urbanos con conciencia ecolñgica. Cuando la artista Britta Riley empezñ a cultivar sus propios alimentos hidropñnicamente en la ventana de su apartamento en el quinto piso en Brooklyn en 2009—y compartir sus conclusiones con gente afines por todo el mundo a través del Internet—naciñ el Proyecto de Windowfarms. En menos de dos años, unas 13.000 personas se han unido a la comunidad en lénea en el sitio web windowfarms.org, donde los miembros pueden descargar instrucciones gratuitas para sistemas hidropñnicos caseros.

Junto con el sitio web del Proyecto de Windowfarms, un par de fuentes buenas sobre agricutura hidropñnica, inspiraciñn y recursos incluye Hydroponics Online y Simply Hydroponics and Organics.

CONTACTOS: E — The Environmental Magazine; The Windowfarms Project; Hydroponics Online; Simply Hydroponics and Organics.


Querido DiãlogoEcolñgico: éPuede afectar la contaminaciñn el coeficiente intelectual de mi niño?

—Ellen Franzen, Portland, OR

Una ola reciente de estudios sugiere que la contaminaciñn puede en realidad afectar la inteligencia de niños de todas las edades (inclusive aquellos todavéa en utero). El culpable primario es el smog—contaminaciñn al nivel del suelo compuesta de emisiones vehiculares y de chimeneas industriales que pueden formar una neblina densa en y cerca de las véas de trãnsito. Aunque se ha reconocido por mucho tiempo ya que el smog representa un peligro de salud para los asmãticos, los pacientes del corazñn y las personas mayores, sñlo recientemente hemos comenzado a aprender acerca de sus efectos extraordinarios en nuestros jñvenes.

Un estudio de 2007 de la Escuela de Salud Püblica de Harvard encontrñ que niños entre las edades de ocho y 11 años viviendo y asistiendo a colegios en ãreas de Boston con niveles mãs altos de contaminantes de trãfico registraron un promedio de 3,7 puntos menos en sus pruebas de coeficiente intelectual que los niños que viven en ãreas menos contaminadas. “El efecto de contaminaciñn en la inteligencia fue semejante a ese visto en niños cuyas madres fumaron 10 cigarrillos al déa durante su embarazo, o los niños que han sido expuestos al plomo,” informa la Dra. Shakira Franco Suglia, autor principal del estudio.

Un estudio del año 2009 del Columbia Center for Children’s Environmental Health [Centro Columbia Para Salud Ambiental de Infantes] que medéa el efecto de exposiciñn a contaminantes aromãticos policéclicos de hidrocarburos (PAHs) durante un peréodo de cinco años —materias polucionantes que vienen de la combustiñn de carbñn, diesel o gas—mostrñ efectos aün mãs grandes en los hijos de mujeres embarazadas que viven en partes de Harlem y el Bronx en la Ciudad de Nueva York. Los investigadores encontraron que los niños expuestos a las cantidades mãs altas de contaminaciñn PAH exhibéan coeficientes intelectuales como 4,31 a 4,67 mãs bajo que los niños no-expuestos.

“Estas conclusiones son serias porque estas disminuciones en el coeficiente intelectual podréan ser desde el punto de vista educativo significativas en funciñn de desempeño en la escuela,” dice Frederica Perera, el autor principal del estudio y director del Centro de Columbia, agregando que los efectos de los PAHs eran semejantes a las conclusiones del daño causado por exposiciñn leve al plomo. “Este hallazgo es importante porque el coeficiente intelectual es un pronosticador importante del futuro desempeño académico, y los PAHs se ven por todos lados en los ambientes urbanos y a través del mundo”.

Varios otros estudios en EEUU e internacionales en 2009 y 2010 encontraron evidencia que contaminantes urbanos comunes afectan mãs que sñlo la inteligencia en los niños. La frecuente exposiciñn también ha sido relacionada con nacimientos de bajo peso y pequeña circunferencia de cabeza, asé como aborto y preec

lampsia (hipertensiñn durante embarazo). “Algunos investigadores creen que la contaminaciñn de trãfico actüa como el uso de cigarrillos y marihuana pasivos, restringiendo oxégeno y sustancias nutritivas entregadas al feto,” reporta Hilary Evans en E — La Revista Ambiental, agregando que otros creen que la exposiciñn prenatal a contaminantes cambia el desarrollo celular humano y causa problemas mãs tarde en vida.

Perera de Columbia sigue siendo optimista que podremos vencer tales problemas. “Afortunadamente, las PAHs en suspensiñn pueden ser reducidas por controles actualmente disponibles, fuentes alternativas de energéa y cambios de polética,” dice ella. En efecto, los planificadores urbanos, los reguladores y los eco-empresarios estãn experimentando con diversos métodos de reducir el smog y otros contaminantes en zonas problemãticas. Pero hasta que tales técnicas sean perfeccionadas y se pongan en vigencia los mandatos de limpieza, los que viven cerca de véas, carreteras o ãreas de otro modo contaminadas ponen sus familias en riesgo cada vez abren la puerta de la calle.

CONTACTOS: Harvard School of Public Health; Columbia Center for Children’s Environmental Health.

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