Semana de 29/7/07

Querido DiãlogoEcolñgico: A las compañéas de agua embotellada les gustaréa hacernos creer que el agua potable constituye un riesgo. Pero he oédo que en general el agua potable es bastante sana. éEs verdad eso?
—Sam Tsiryulnikov, Los Angeles, CA

El agua potable tiene sus problemas. El grupo sin fines de lucro Environmental Working Group (EWG) en 2005 examinñ el agua municipal en 42 estados y detectñ unos 260 contaminantes en el suministro de aguas püblicas, 140 de los mismos eran sustancias quémicas no reglamentadas, vale decir sustancias para las cuales los funcionarios de salud no tienen normas de seguridad, y mucho menos métodos para removerlos.

El EWG sé encontrñ que las empresas de servicios püblicos cumpléan con mãs del 90 por ciento de los reglamentos existentes, pero culpa a la Agencia de Protecciñn Ambiental (EPA) por no establecer normas con respecto a muchos de los contaminantes —industriales, agrécolas, y urbanos—que llegan a parar en nuestra agua potable.

A pesar de lo que parece un montñn de estadésticas alarmantes, el Natural Resources Defense Council (RDC) que también ha llevado a cabo muchos estudios acerca de aguas embotelladas y municipales, declara: "A corto plazo, si Ud. es un adulto sin ninguna condiciñn especial de salud, y no estãs encinta, puedes beber el agua de la mayoréa de las ciudades sin tener que preocuparte demasiado". Eso se debe al hecho de que la mayoréa de los contaminantes del agua potable existen en concentraciones tan pequeñas que se necesitaréa cantidades mucho mãs grandes para que se presentasen problemas de salud.

El NRDC sé recomienda cautela, sin embargo, con respecto a mujeres encinta, niños pequeños, ancianos, gente con enfermedades crñnicas y aquellos con sistemas inmunes debilitados, ya que ellos pueden ser especialmente vulnerables a los riesgos involucrados en el agua contaminada". El grupo sugiere que cualquiera persona vulnerable obtenga una copia del informe municipal sobre calidad de aguas de su ciudad (requeridos por ley) y que lo revise con su médico personal.

En lo que respecta al agua embotellada, primero se debe saber que de un 25 a un 30 por ciento esta agua proviene de sistemas de agua municipales, a pesar de las bellas etiquetas de naturaleza vérgen que adornan sus botellas y que implican otra visiñn de la verdad. Algunas de estas aguas sufren filtraciñn adicional, pero otras no. El NRDC ha investigado el agua embotellada extensivamente y ha encontrado "que la misma estã sujeta a menos pruebas rigurosas y normas de pureza que las que rigen el agua potable municipal". La FDA no requiere que el agua embotellada sea probada con la misma frecuencia por bacterias que el agua potable, y los reglamentos de la Direcciñn de Alimentos y Drogas de los EUA permiten un poco de contaminaciñn de E coli o coliforme fecal, lo que no se permite en absoluto en las aguas municipales.

Asimismo, el NRDC encontrñ que no hay requisitos para que el agua embotellada sea desinfectada o examinada por parãsitos tales como el criptosporidio o giardia, a diferencia de los reglamentos mãs severos de la EPA que regulan el agua potable. Esto abre la posibilidad, dice el NRDC, que algunas aguas embotelladas podréan presentar los mismos riesgos de salud a las personas con sistemas inmunes debilitados, los ancianos y otros, que ocurren con el agua potable.

En resumen, se debe reconocer que hemos hecho grandes inversiones en sistemas de entrega de agua potable municipal que llevan este léquido precioso directo a las llaves de agua en nuestras cocinas cuando se necesite. En vez de dar eso por sentado y empezar a confiar en agua embotellada, debemos hacer lo posible para verificar que el agua potable sea sana y limpia para todo el mundo.

CONTACTOS: Environmental Working Group, EPA Local Drinking Water Information, NRDC.

Querido DiãlogoEcolñgico: éQué alternativas existen a los fertilizantes tradicionales y otras sustancias quémicas utilizadas tépicamente en los campos de golf?

—Kathy McGuire, PGA National Resort, Palm Beach Gardens, FL

Aunque los campos de golf son grandes ãreas al aire libre, ciertamente mãs deseables del punto de vista ecolñgico que espacios comparables pavimentados u operaciones industriales contaminantes, éstos son menos "verdes" que lo que parecen. Las operaciones de mantenimiento de las canchas de golf usan cantidades impresionantes de fertilizantes sintéticos y pesticidas (mãs, hectãrea por hectãrea, que las granjas en algunos casos), lo que puede contaminar lagos cercanos y arroyos asé también como las aguas freãticas.

Un campo de golf tépico usa aproximadamente media tonelada de pesticidas quémicos anualmente, y un poco de ésto se escapa directamente a los depñsitos de agua subterrãnea en la vecindad. Con casi 20.000 campos en funcionamiento a través de los Estados Unidos y Canadã, tales problemas afectan casi todas las comunidades de costa a costa. Afortunadamente, varias instituciones y organizaciones han estado trabajando para minimizar el impacto ecolñgico de los campos de golf.

Segün investigadores del Rensselaer Polytechnic Institute (RPI) de Nueva York, hay muchas formas de crear y mantener canchas de golf que siguen siendo atractivas a los jugadores de golf sin el uso excesivo de materias quémicas nocivas. Los ejemplos incluyen: seleccionar céspedes que encajan con las condiciones ecolñgicas locales de manera que se reduzca la susceptibilidad a las plagas; cortar el pasto menos frecuentemente ya que el pasto mãs largo aumenta su defensa natural a los insectos; usar fertilizantes de escape lento y orgãnicos naturales; tomar en cuenta pronñsticos sobre plagas para estar mejor preparados para infestaciones potenciales; a la vez de introducir enemigos naturales a las plagas problemas y fungicidas basados en enemigos bacterianos.

Mãs informaciñn se encuentra disponible en el sitio web del Instituto Ecolñgico del Golf (Environmental Institute for Golf) el que publica una serie informativa de prãcticas gerenciales de campos de golf para administradores en busca de maneras de mejorar la postura ecolñgica de sus instalaciones. Algunas de las sugerencias incluyen: plantar zonas de separaciñn arbñrea alrededor de los cuerpos de agua del campo de golf para impedir que los pesticidas se escurran al agua; dejar restos de césped y hojas en el suelo donde sea posible para servir como abono natural en ãreas de bajo mantenimiento; y sincronizar la aplicaciñn de abonos para reducir pérdidas debido a la lluvia y maximizar la absorciñn por los pastos.

Uno de los léderes nacionales en la gerencia de campos de golf es el harding Park, de San Francisco, donde los administradores de canchas esquivan los pesticidas y abonos convencionales en favor de microbios para matar las plagas y jabones para contener las malezas. También arrancan las m

alezas a mano, ahuyentan a los topos a fuerza de chorros de agua, usan trampas para cazar insectos, y eligen plantas locales dentro de lo posible. Ademãs insectos beneficiosos como los escarabajos, las mariquitas, la mantis religiosa, las arañas y las avispas ayudan a controlar los insectos dañinos y también polinizar plantas y descomponer materias orgãnicas que enseguida sirven como abono natural. Estos y otros métodos alternativos de manejo hacen de este campo una de las paradas mãs "verdes" en los torneos de la Asociaciñn Profesional de Golf (PGA).

La Agencia de Protecciñn Ambiental (EPA) también estã tomando medidas. La Divisiñn de Humedales consultñ con varios grupos prominentes sin fines de lucros e instituciones de golf para crear un folleto, "Principios Ecolñgicos de Campos de Golf en los Estados Unidos", bosquejando las responsabilidades ambientales de los clubes de golf. Se encuentra en lénea en la pãgina web de la Asociaciñn Norteamericana de Golf (USGA).

CONTACTOS: Environmental Institute for Golf, Environmental Principles for Golf Courses in the United States.