Semana del 1/4/12

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Querido DiálogoEcológico: ¿Tienen todos los avisos comerciales que bombardean a los niños hoy efectos notablemente negativos? ¿Y si ése es el caso qué puede hacer un padre como yo para limitar la exposición de mis niños a tanta publicidad y mercadeo?

— Jason Baldino, Somerset, NJ

Sin duda, los negocios de hoy concentran fuertemente sus mensajes en nuestros niños creando demanda entre los jóvenes para sus productos. Las compañías en EEUU gastan hoy unos $17 mil millones al año en anuncios dedicados a niños, un aumento de 150 veces con respecto a sólo hace unas décadas atrás. Algunos distritos escolares con problemas económicos han empezado a vender aún anuncios dentro y afuera de sus autobuses escolares como manera de reforzar los presupuestos disminuídos de educación. Ser un niño norteamericano hoy es ser bombardeado constantemente con mensajes de marketing y ofertas. No es de extrañar que, dada la cantidad de publicidad y mercadeo que absorben, los jóvenes en nuestra sociedad experimentan niveles sin precedentes de obesidad y problemas de deuda con sus tarjetas de crédito.

Según el Centro (sin fines lucrativos) Para el Nuevo Sueño Norteamericano (CNAD), un defensor prominente de estilos comunales de vida ecológicamente sostenibles en Estados Unidos, este marketing incesante está convirtiendo a nuestros niños “en consumidores pequeños, enajenándolos de la naturaleza, y acostumbrándolos a dietas poco sanas llenas de alimentos chatarra, y haciéndolos desear siempre más cosas”. El grupo señala varios estudios preocupantes, como uno que mostró cómo niños de EEUU podrían reconocer más caracteres de Pokemón que especies comunes de fauna, mientras otro encontró que el niño promedio norteamericano es expuesto a más de 25.000 anuncios de televisión comprendiendo unos 10.700 minutos en el curso de sólo un año.

El resultado de todo este marketing agresivo hacia los niños no es solamente el materialismo y la obesidad excesivos, sino también un cúmulo de otros problemas, inclusive depresión, ansiedad, poco amor propio, desórdenes alimenticios, violencia aumentada, y estrés familiar. “Económicamente, socialmente y ecológicamente,” reporta CNAD, “esto es insostenible y ciertamente no el mejor sendero para los niños”.

Contra este fondo de saturación de medios y marketing, ¿qué se puede hacer para ayudar a guiar a nuestros niños hacia una dirección más sana? Dado que es prácticamente imposible proteger a los niños de norteamericano de estos mensajes, la segunda opción es enseñarles cómo analizar sintácticamente las diversas ofertas y solicitaciones a las que son expuestos estos días por todas partes. El folleto de 32 páginas, teledescargable y gratuito de CNAD, “Sugerencias Para Cuidar los Niños en una Cultura Comercial”, ofrece montones de información útil sobre cómo limitar la exposición de los niños a influencias comerciales que provenientes de la televisión, la computadora o el correo, y reemplazar esas horas perdidas con nuevas oportunidades de actividades más beneficiosas. Los ejemplos abundan: juegos de tablero o de naipes, caminatas o excursiones a pie, dar vueltas en bicicletas, y mucho más. El folleto también elabora cómo limitar o deshacerse de influencias comerciales en las escuelas y otros lugares donde los niños pasan su tiempo lejos de sus hogares.

Otro gran recurso para padres y maestros que buscan reducir las influencias comerciales sobre los niños es la Campaña Para Una Niñez Sin Propaganda, una coalición de más de dos docenas de otros grupos fundada por la protectora del consumidor y autor Susan Linn. La coalición se moviliza para forzar la adopción de políticas que limiten el acceso de las corporaciones a los niños y trabaja para movilizar a padres, educadores y proveedores de servicios médicos para detener la explotación comercial de niños. Los maestros adoran la Guía (telecargable gratis) de la Coalición de Ferias del Libro Sin Propaganda, mientras los padres preocupados pueden descargar la Guía de Vacaciones Sin Propaganda para ayudarse a sí mismos y sus niños a resistir el bombo publicitario.

CONTACTOS: Center for a New American Dream; Campaign for a Commercial-Free Childhood.


Querido DiálogoEcológico: Entiendo que la minería fue prohibida recientemente en el Gran Cañón y alrededores. ¿Por qué es ésta una victoria importante para el ambiente?

— Michael McAllister, Reno, NV

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Sí, en enero 2012 el Secretario del Interior Ken Salazar anunció que el gobierno federal prohibía desde ese momento en adelante nuevas concesiones de minería por las próximas dos décadas a través de más de 404,700 hectáreas de tierras públicas que rodean el Parque Nacional del Gran Cañón.

Ante la mayor minería de uranio en el área, los ambientalistas han estado empujando una prohibición para evitar la industrialización de tierras prístinas icónicas que flanquean el parque, temiendo que nuevos caminos, minas, perforaciones exploratorias, cables de electricidad y tráfico de camiones comprometan la experiencia natural que busca la mayoría de los visitantes, aparte de poder contaminar directamente y alterar la ecología frágil de la región. Las concesiones preexistentes pueden continuar operando en sus parcelas, pero tendrán sólo cerca de un décimo de los impactos de superficie y un tercio del uso de agua de lo que minar en el área (sin restricciones) causaría sin una prohibición de nuevas concesiones.

“La cuenca de las aguas del Gran Cañón es un sistema complejo de flujo de agua subterránea que se extiende millas al norte y al sur de la frontera del Parque Nacional,” reportea el grupo sin fines lucrativos Wilderness Society. “Si se contaminan por la minería del uranio, esos acuíferos serían imposibles de limpiar—un punto reconocido por el Departamento de Calidad Ambiental de Arizona”. El grupo agrega que los acuíferos en cuestión alimentan los manantiales y riachuelos del Gran Cañón, que proporcionan hábitat hasta 500 veces más especies que las mesetas adyacentes, inclusive especies amenazadas, en peligro e incluso endémicas que se encuentran sólo en el parque nacional.

“Al industrializar la región del Gran Cañón y arriesgar una contaminación permanente de sus recursos de tierra y agua, la minería del uranio también amenazaría la economía robusta de turismo del Suroeste—de la cual el Parque Nacional del Gran Cañón es el principal motor económico,” señala la Wilderness Society, agregando que el negocio de recreación al aire libre en Arizona sostiene anualmente 82.000 trabajos, genera unos $350 millones en renta de impuestos estatales, y estimula aproximadamente $5 mil millones de ventas al por menor y servicios.

En lo que concierne a los ecologistas, la decisión del Departamento del Interior no podría haber venido más oportunamente, con las compañías mineras a punto de abrir más de 700 nuevas minas de uranio y proyectos de exploración en las tierras disputadas. Parando este desarrollo, el gobierno de EEUU está protegiendo en forma efectiva más de 526 hectáreas de perturbaciones en la superficie y previniendo la diversión y potencial polución de más de 300 millones de galones de valiosísima agua dulce de los acuíferos regionales.

“La decisión del Departamento del Interior en esta prohibición refuerza el papel que la agencia debe jugar para manejar nuestras tierras públicas evaluando los diversos usos en la región y salvaguardando tierras frágiles de daños permanentes,” concluye la Wilderness Society.

Por supuesto, las industrias de la minería y el uranio de EEUU no se dan por vencidas tan fácilmente. En febrero la Asociación Nacional de la Minería, una asociación comercial que representa los intereses de la industria minera de EEUU, entabló un pleito en una corte federal para tratar de revocar la prohibición. Mientras el desafío se desplaza por el sistema legal, los ecologistas pueden todavía respirar holgadamente ya que la prohibición permanece en vigencia. Pero sólo el tiempo puede decir cuánto tiempo pueden mantener ellos a raya a los extractores de estos preciosos recursos alrededor de nuestros parques nacionales, especialmente en vista de las enormes ganacias que pueden lograrse de la minería de uranio, la industria de la madera y otras prácticas destructivas.

CONTACTOS: Wilderness Society; National Mining Association.