Semana del 10/02/2008
Querido DiãlogoEcolñgico: Oé una referencia recientemente al "chocolate ambientalista" y me preguntaba qué ingredientes entran en el chocolate que despertaréa inquietudes ambientales.
—Ben Moran, Providence, RI
Como los granos de café, las semillas del cacao de los cuales derivamos el chocolate se pueden producir solamente con éxito en regiones ecuatoriales—justo donde prosperan las pocas selvas tropicales restantes del mundo. Y a medida que la demanda mundial por el chocolate crece, también crece la tentaciñn entre los cultivadores de despejar cada vez mãs la selva tropical para acomodar plantaciones de monocultivo de alto rendimiento con ãrboles de cacao. El resultado es campos abiertos, asoleados, con niveles dramãticamente inferiores de diversidad vegetal y animal. Agregando insulto ambiental a la violaciñn de selvas vérgenes, la mayoréa de las plantaciones de cacao utilizan cantidades copiosas de fertilizantes quémicos, de pesticidas y de fungicidas que degradan mãs aün la tierra que prosperñ una vez con una gran variedad de pãjaros raros, maméferos y plantas.
Otro problema con la producciñn del chocolate, aunque no especéficamente una preocupaciñn ambiental, es las condiciones aguantadas por los trabajadores que seleccionan y procesan las semillas del cacao. El International Institute of Tropical Agriculture [Instituto Internacional de la Agricultura Tropical] ha documentado unos 284.000 niños entre las edades de nueve y 12 que trabajaban en condiciones peligrosas en granjas de cacao en el Africa Occidental. En la Costa de Marfil de éfrica, por ejemplo, de donde proviene mãs de 40 por ciento del cacao del mundo, los trabajadores del cacao menores de edad son rutinariamente superexplotados, realizando faenas de cultivo a menudo peligrosas que podréan compararse a un regimen de esclavitud. Como resultado de éstas y otras injusticias relacionadas, los partidarios del "comercio justo" han identificado a ciertos productores grandes del cacao para presionarlos a que mejoren las condiciones de trabajo y paguen salarios decentes que permitan a los trabajadores a sacar a los niños de los campos y ponerlos en la escuela.