Semana del 6/11/11

© Mr. T. en DC, cortesía Flickr

Querido DiálogoEcológico: ¿Por qué no hay más estados con mandatos de depósitos sobre botellas para hacer que más personas las regresen? La mayoría de las botellas que he visto sólo listan unos pocos estados.

— Alan Wu, Cary, NC

Las llamadas “leyes de botella”, también conocidas como leyes de reciclaje de contenedores, requieren que ciertos tipos de contenedores de bebida cobren un pequeño depósito (generalmente cinco o diez centavos) al momento de pagar sobre el precio de la bebida misma. Los clientes pueden regresar los contenedores vacíos posteriormente y recuperar sus centavos. La idea es proporcionar un estímulo financiero para que los consumidores reciclen y forzar a la industria a reutilizar materias primas. Según el Instituto de Reciclaje de Contenedores (CRI, siglas en inglés), un grupo no comercial basado en California que alienta la recolección y reciclaje de materiales de envase (y opera el sitio web BottleBill.org), los beneficios de la ley de botellas incluyen: suministrar materiales reciclables a un mercado de alta demanda; conservar energía, recursos naturales y espacio en vertederos; crear nuevos negocios y empleos “verdes”; y reducir los costos de deshacerse de desechos y basura. Los 10 estados de EEUU que tienen actualmente leyes del reciclaje de contenedor reciclan por lo menos 70 por ciento de sus botellas y latas; esto asciende a una tasa de reciclaje 2,5 veces más alta que en estados sin leyes de botella.

Los contenedores de bebida representan la friolera de 5,6 por ciento de la cantidad total de desechos de EEUU, así que cada botella y lata que se pueda reciclar cuenta para librar espacio en los basurales. Y CRI reporta que los contenedores de bebida representan un 20 por ciento de las emisiones de gas invernadero que resultan del llenar los basurales municipales con desechos sólidos y reemplazar los productos gastados con nuevos hechos de materiales vírgenes. De modo que al promover más reciclaje, las leyes de botella reducen indirectamente nuestras huellas de carbón.

Los 10 estados de EEUU con leyes de botella son California, Connecticut, Hawái, Iowa, Maine, Massachusetts, Michigan, Nueva York, Oregon y Vermont. La legislatura de Delaware revocó su ley de botella después de que casi tres décadas en los libros el año pasado ya que la tasa de reciclaje de botellas del estado había caído a sólo 12 por ciento debido a que cada vez más los detallistas se negaban a lidiar con la molestia de aceptar contenedores regresados. En lugar de su ley de botella, Delaware decretó un honorario de reciclaje de $0,04/por botella que ayudará a pagar los costos de instaurar un sistema de recolección de reciclaje en las calzadas, que pudiera servir al estado completo.

“Sentimos mucho que hayan decidido revocar su ley, en vez de implementarla,” indicó Susan Collins de CRI, agregando que el nuevo honorario impone un sobreprecio tan sólo a los consumidores. “Los consumidores terminan subvencionando a los productores y eso es injusto”. CRI apoya el concepto de “responsabilidad extendida de los productores’ donde productores y consumidores pagan juntos los costos de la vida útil de los envases.

Fuera de Delaware, la razón principal por la cual las leyes de botella no se han puesto de moda es la oposición a ellas por la industria de bebidas, que no quiere correr con los gastos de reciclaje y afirma que el níquel o diez centavos adicionales en el costo original de la bebida son suficientes para alejar a clientes potenciales. El Grupo de Investigación del Interés Público (USPIRG) encontró que la industria de bebidas y sus representantes gastaron aproximadamente $14 millones en contribuciones de campaña para derrotar una ley federal de botellas entre 1989 y 1994. Mientras tanto, los miembros de un comité del Senado que votaron contra la legislación nacional de ley de botella en 1992 recibieron 75 veces más en contribuciones de los PACs industriales que los que votaron a favor de la ley.

CONTACTOS: Container Recycling Institute; USPIRG.


Querido DiálogoEcológico: La mayoría de la operaciones de minería de oro utilizan cianuro para extraer oro de la piedra circundante. ¿Cuales son las implicaciones ambientales de esto, y hay alternativas?

— J. Pelton, por correo electrónico

Aunque “cianuración” —el uso de un compuesto de cianuro de sodio para separar metales preciosos con precisión de piedra finamente molida—ha pasado a ser menos común en otras formas de minar, es todavía la práctica dominante en la minería del oro. Un 90 por ciento de las minas de oro alrededor del mundo emplean la cianuración para cosechar su botín.

Kacos2000, cortesía Flickr
“En la minaría del oro, una solución diluida de cianuro es rociada en mineral triturado colocado en pilas o mezclado con mineral en bateas cerradas,” reportea el Centro de Recursos Ambientales del Estado (SERC), un proyecto de Defenders of Wildlife. “El cianuro se pega a partículas minúsculas de oro para formar un compuesto hidrosoluble, de oro-cianuro del cual el oro puede ser recuperado”.

Pero por supuesto no todo el cianuro consigue ser recuperado. Algo de él se filtra, y algo se queda en los desechos de mina que a menudo se entierran bajo tierra desgraciadamente demasiado cerca al agua subterránea, dejando preocupados a vecinos y funcionarios de la salud pública por sus efectos en el agua potable y en ecosistemas circundantes y fauna local.

“Tanto documentos mineros como reglamentos a menudo indican que el cianuro se descompone en agua rápidamente en presencia de la luz solar en sustancias en gran parte inocuas, como bióxido de carbono y nitrato o amoniaco,” reportea Earthworks, una organización sin fines lucrativos basada en Washington, DC. “Sin embargo, el cianuro también tiende a reaccionar fácilmente con muchos otros elementos químicos y se sabe que forma, al mínimo, cientos de compuestos diferentes”. Aunque muchos de estos compuestos son menos tóxicos que el cianuro original, dice Earthworks, todavía pueden persistir en el ambiente y acumularse en tejidos de peces y plantas, haciendo estragos en la cadena alimenticia.

En 2000, una infracción en un tranque de relave (desechos mineros) en una mina de oro en Baia Mare, Rumania, tuvo como resultado el escape de 100.000 metros cúbicos de desechos ricos en cianuro en la cuenca circundante. Casi toda la vida acuática en las aguas vecinas murió, a la vez que suministros de agua potable fueron interrumpidos para unos 2,5 millones de personas.

Tras este accidente, los mineros del oro alrededor del mundo han estado tomando medidas para manejar los relaves de una manera más segura, a través de sistemas especiales que se diseñan para prevenir que se escapen al ambiente el cianuro o sus compuestos de descomposición. Pero tales precauciones actualmente son sólo voluntarias. Los reguladores en los EEUU—el tercer productor de oro más grande después de Sudáfrica y Australia—no requieren que los operarios de minas vigilen el cianuro y sus compuestos de descomposición en cuerpos de agua subterránea y agua cercana, así que nadie sabe cuán grande pueda ser el problema.

Una alternativa prometedora al uso del cianuro en las minas de oro es el Proceso Haber, un sistema no tóxico de extracción que las pruebas han demostrado puede resultar en mayor recuperación de oro en un período más corto que el requerido por la cianuración. Otra alternativa es el proceso de lixiviación biocatalizado de YES Tecnologies que sus partidarios dicen es 200 veces menos tóxico que el cianuro. Pero con la cianuración bien atrincherada en la industria y reguladores que ignoran el problema, estas alternativas encaran una batalla cada vez más dura para ganar adopción general.

CONTACTOS: StState Environmental Resource Center (SERC); Earthworks; Haber Gold Process.